Las cajas de luz del Museo Chileno de Arte Precolombino / Smiljan Radic

Las cajas de luz del Museo Chileno de Arte Precolombino. Image Cortesia de Óscar Aceves Álvarez

¿Hasta que punto la arquitectura es responsable de la atmósfera de un recinto?

El arquitecto Óscar Aceves Álvarez (Caracas, 1982) reflexiona sobre la ampliación y remodelación del Museo Chileno de Arte Precolombino, realizada por Smiljan Radic, preguntándose si son sus cajas de luz las verdaderas protagonistas del espacio en penumbra, o si la configuración espacial de la sala subterránea tiene algo que ver con esa atmósfera especial que nos envuelve al ingresar a ella.

Lee el texto completo, en permanente diálogo con los planteamientos de Peter Zumthor, después del salto.

Abstract

Según plantea Peter Zumthor, aquello que reconoce un individuo dentro de un espacio o lugar que lo hace sentir a gusto o incómodo en él, más allá de una mera percepción espacial, es lo que él denomina atmósfera. Sin embargo, éste fenómeno al cual hace referencia Zumthor parece ser algo ambiguo, impreciso, e inclusive, subjetivo, pues como el mismo menciona, de alguna manera todos estamos en la capacidad de percibir esta atmósfera, a pesar de que no podamos definirla concretamente o explicar que elementos son los responsables de conformarla. Parece que es el propio individuo el responsable de, a partir de sus propios criterios, formarse su propia experiencia de atmósfera. En el caso de la ampliación del Museo Chileno de Arte Precolombino, la nueva sala que se encuentra por debajo de los dos patios de la edificación tiene una atmósfera totalmente diferente a la del resto de las salas del museo. Un visitante podría percibir esto al instante únicamente con entrar en ella, pero, por medio del reconocimiento de los elementos y situaciones presentes en este espacio podría justamente éste precisar ¿cuáles son los elementos que conforman la atmosfera de la sala subterránea del museo?, ¿es la propia obra de arquitectura responsable de la conformación de esta atmósfera? o más bien, ¿la arquitectura nada tiene que ver, siendo la atmósfera conformada por elementos completamente ajenos a ésta?

Ampliación Museo Chileno de Arte Precolombino / Smiljan Radic

Desarrollo

En una conferencia dictada en 2003 por el arquitecto Peter Zumthor, éste se refería a aquel carácter de misterio que envuelve la arquitectura:

“Para mí la realidad arquitectónica solo puede tratarse de que un edificio me conmueva o no. ¿Qué diablos me conmueve a mí de este edificio?... El concepto para designarlo es el de atmósfera.” [1]

Por medio de esta reflexión, Zumthor intentaba transmitir a la audiencia la idea de que, además de la propia obra arquitectónica, existen una serie de fenómenos que en conjunto conforman la atmósfera de un espacio, aquello que puede hacer que el individuo se sienta a gusto o no dentro de éste. Sin embargo, parece que, hasta para el mismo arquitecto, el concepto de atmósfera no era preciso, sino por el contrario, demasiado abstracto. Si quisiéramos comprender lo que implica éste término de atmósfera, debemos plantearnos la interrogante sobre, ¿cuáles son, para Zumthor, aquellos elementos que conforman la atmósfera de un espacio? El mismo arquitecto reconocía de manera muy sincera en su conferencia que, en su caso, el término de atmósfera lo ha ido conformando por medio de la experiencia a lo largo del tiempo, experimentando tanto con su propia obra como en cualquier otro espacio en el que se encuentre. Es así como, a partir de una constante reflexión, Zumthor dejaba entender que ha podido ir identificando y/o dándole nombre a aquellos elementos que influyen en la conformación de la atmósfera de un espacio. Para explicar esto, durante la conferencia se referiría a las anotaciones que realizara en su cuaderno sobre un lugar, del cual no revela su ubicación:

“Ahora bien, ¿qué me ha conmovido de allí? Todo. Todo, las cosas, la gente, el aire, los ruidos, los colores, las presencias materiales, las texturas, y también las formas… ¿y que más me ha conmovido? Mi propio estado de ánimo, mis sentimientos… Me viene a la cabeza aquella frase célebre de Platón: “Beauty is in the eye of the beholder” (“La belleza está en los ojos de quien mira”). Es decir: todo está solamente dentro de mí. Pero entonces hago el experimento de quitarme la plaza de delante y ya no tengo los mismos sentimientos… Nunca hubiera tenido tales sentimientos sin esa atmósfera de la plaza.” [2]

© Nico Saieh

Esto pareciera dejar claro que la obra de arquitectura, o el cuerpo de la arquitectura como le define Zumthor, es uno de estos elementos. Esto puede parecer obvio, sin embargo, además de la plaza, su relato describe de manera muy particular muchas más otras cosas en la escena, entonces ¿cuáles son los demás elementos que conforman la atmósfera? En un esfuerzo por tratar de precisarlos, Zumthor se refiere en el desarrollo de la conferencia, además del cuerpo de la arquitectura, a la consonancia de los materiales, el sonido del espacio, la temperatura del espacio, las cosas en el espacio, el sosiego y la seducción, la tensión entre interior y exterior, los grados de intimidad y la luz sobre las cosas. A pesar de justificar por qué cada uno de estos elementos, en conjunto o no, pueden conformar la atmósfera de un espacio, Zumthor reconocía lo subjetivo y personal de la reflexión. Sin embargo, ésta, como mínimo, es capaz de invitar a terceros realizar el ejercicio de tratar de comprobar si algunos elementos, efectivamente, son capaces de conformar la atmósfera de algún espacio. Para esto, tomemos como caso de estudio la Ampliación del Museo Chileno de Arte Precolombino (M.C.A.P.), obra del arquitecto Smiljan Radic. En una entrevista, Radic se refería a su obra, aún en construcción, de la siguiente manera:

“Actualmente estoy construyendo dos proyectos en Santiago que afrontan situaciones bastante complejas. El primero es la Ampliación del Museo Chileno de Arte Precolombino, cuyo punto de partida fue la incorporación al museo de una nueva colección de piezas que se exhibirá de forma independiente en una nueva sala. Propusimos dicha sala debajo de los dos patios del edificio original, ocupando toda su extensión: un espacio único de cuarenta metros de largo por once de ancho y ocho de alto. Ubicar esta sala bajo el edificio original, que es monumento nacional, nos permitió reestructurar la totalidad del museo y caracterizar cada uno de sus niveles. El museo pone en escena diferentes atmósferas: el nivel subterráneo, que hemos propuesto como una sala en penumbra, el nivel de la calle, con los dos patios existentes, uno de ellos expuesto a la lluvia y otro cubierto mediante una burbuja ETFE, y el nivel superior del edificio original, cuyas ventas se encontraban tapiadas a raíz de una transformación de hace varios años que dejó el interior ensimismado, que ahora se reabre al exterior y se pinta de blanco, con idea de conectar el museo a la ciudad.” [3]

© Nico Saieh

Esta descripción realizada el propio Radic sobre su obra, aporta a éste análisis dos cosas importantes; en primer lugar, Radic utiliza el término atmósfera para describir las cualidades que definen los distintos espacios que conforman el museo. A pesar que en la entrevista no se evidencia que Radic haga mención a la propuesta de atmósfera planteada por Zumthor, el uso del mismo término para describir su propuesta evidencian que el reconocimiento de este fenómeno es consecuente, al igual que Zumthor, en su práctica arquitectónica. En segundo lugar, el referirse a la nueva sala subterránea del museo, espacio de mayor relevancia en el proceso de ampliación del museo, Radic describe dos aspectos que la definen y que, casualmente, coinciden, además del cuerpo de la arquitectura, con algunos de los elementos que según Zumthor conforman la atmósfera de un espacio: la colección de artesanías (las cosas en el espacio) y la penumbra (la luz sobre las cosas). Que exista esta coincidencia tal vez no sea casual, pues podría evidenciar que justamente a partir del juego entre arquitectura, objetos y luz se genere la atmósfera de la sala subterránea del museo. Revisemos primero entonces, lo que propone Zumthor sobre lo que él denomina el cuerpo de la arquitectura:

“La presencia material de las cosas propias de una obra de arquitectura, de la estructura… En ellas encuentro el primer y más grande secreto de la arquitectura: reunir cosas y materiales del mundo para que, unidos, creen este espacio.” [4]

Zumthor se refiere, aunque con un gran nivel de sensibilidad, a la obra misma de arquitectura. En nuestro caso, nos referiremos a la nueva sala subterránea del museo, ese espacio descrito por Radic de cuarenta metros de largo por once de ancho y ocho de alto, por debajo del nivel de la calle. Revisemos ahora lo concerniente a las cosas en el espacio:

“Me preguntaba si era tarea de la arquitectura crear un recipiente que contuviera todas aquellas cosas, o para acoger el mundo del trabajo, o lo que sea; en definitiva, todo aquello que le permita a uno tener consigo esas cosas… Esa idea de que cosas que nada tienen que ver conmigo como arquitecto tengan su lugar en un edificio, su lugar justo, me ofrece una visión del futuro de mis edificios, un futuro que ocurre sin mi intervención.” [5]

© Nico Saieh

Esta descripción calza a la perfección con nuestro caso de estudio, pues justamente al tratarse de un museo, la relevancia del mismo no debería estar centrada en la obra arquitectónica en sí, sino más bien en la muestra que éste alberga. En el caso de la nueva sala subterránea del museo, las cosas en el espacio son una colección de artesanías (vasijas, platos, jarrones, tejidos, entre otros.) colocadas dentro de cajas de vidrio y una serie de esculturas talladas en madera ubicadas en el extremo de la sala. Finalmente, en el caso de la luz sobre las cosas, Zumthor menciona lo siguiente:

“Estuve mirando durante cinco minutos que pasaba con la sala de estar de mi casa. Como era la luz ¡Es fantástico!... Más tarde me di cuenta de lo mismo cuando Walter De María… me mostró una nueva obra suya… un inmenso vestíbulo… Abierto en la parte delantera y totalmente oscuro en la trasera. En él se habían colocado dos o tres gigantescas bolas de piedra maciza, unas bolas inmensas. En el fondo había unas varillas de madera cubiertas de pan de oro. Ese pan de oro resplandecía surgiendo de la profundidad… de la negrura de aquel espacio. Es decir, ese oro parecía tener la propiedad de atrapar y reflejar minúsculas cantidades de luz en la oscuridad del fondo.” [6]

Zumthor nos deja entender que, tanto la presencia de luz, como en el ejemplo de su sala de estar, como la ausencia casi total de esta, refiriéndose a la obra de Walter De María, pueden conformar la atmósfera de un espacio. En el caso de la nueva sala subterránea, la conformación de la atmósfera tiene que ver con el segundo caso relatado por Zumthor, la ausencia de luz, es decir, de la penumbra. La sala consiste en un espacio prácticamente a oscuras, en el cual existen dos entradas de luz natural cenital en los extremos de la sala, procedente de los patios del nivel superior. Además de ésta luz natural, la sala está iluminada únicamente por la luz artificial proveniente de las cajas de vidrio que contienen la colección de artesanías, a las que nos podemos referir entonces como cajas de luz.

Podríamos decir entonces que justamente estas cajas de luz son las protagonistas del espacio, y por lo tanto, los elementos que generan la atmósfera de la sala. Esta serie de cajas de luz dispuestas a lo largo de la sala son las que guían el recorrido a través de la penumbra, destacando cada una de ellas una serie de objetos que atrapan la atención de los visitantes. Esta descripción de la atmósfera de la sala, aunque breve, nos hace recordar que en ella hay un elemento que hemos dejado por fuera, la propia obra arquitectónica, el cuerpo de la arquitectura de Zumthor. Entonces, ¿y cuál es el papel del cuerpo de la arquitectura, si como hemos mencionado, la atmósfera de la sala subterránea es conformada por las cajas de luz?

© Nico Saieh

Pareciera evidente afirmar que, efectivamente, en este caso la arquitectura no es responsable de la generación de la atmósfera de la sala, ¿pero estamos seguros de eso? Volvamos al relato inicial de Zumthor, aquel en el cual se describía a él mismo dentro de una plaza observando todo lo que sucedía a su alrededor. Después de reconocer todo lo que le conmovía de la escena, pensó, al igual que nosotros, que el cuerpo de la arquitectura era entonces completamente irrelevante; pero al hacer ejercicio abstracto de eliminar la plaza de la escena, reconoció que la atmósfera del lugar se perdida completamente. Si nosotros hacemos el mismo ejercicio de abstracción y planteamos eliminar en nuestra escena la sala subterránea, que según mencionábamos antes no aporta a la conformación de la atmósfera, dejando únicamente las cajas de luz, nos sorprenderíamos al igual que lo hizo  Zumthor, pues la atmósfera del espacio se ha perdido por completo. Con la única operación de remover el techo de la sala, la penumbra del espacio habrá desaparecido, la iluminación de las cajas de luz contrarrestada por la luz natural proveniente del exterior, y en consecuencia se habrá perdido el punto de atención que existía sobre la colección de artesanías.

Entonces, realmente el cuerpo de la arquitectura si era un elemento primordial en la conformación de la atmósfera de la sala, a pesar de que al encontrarnos en ésta no la percibimos claramente. Esto sugiere de alguna manera una paradoja, que tal vez pueda tener una respuesta a partir de una afirmación muy sencilla: la arquitectura es indispensable en la conformación de la atmósfera de un espacio, inclusive en aquellos casos cuando, paradójicamente, su papel sea desaparecer. OAA

[1] Peter Zumthor, “Atmósferas”, Atmósferas (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2006), 11.

[2] Ibíd., 17.

[3] Enrique Walker, “Una conversación con Smiljan Radic”, El Croquis N° 167 (2013) 20.

[4] Peter Zumthor, “El cuerpo de la arquitectura”, Atmósferas (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2006), 23.

[5] Peter Zumthor, “Las cosas a mi alrededor”, Atmósferas (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2006), 37-39.

[6] Peter Zumthor, “La luz sobre las cosas”, Atmósferas (Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 2006), 57-59.

* Texto realizado en el ramo Problemas de la arquitectura contemporánea del Magister en Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Sobre este autor/a
Cita: Óscar Aceves. "Las cajas de luz del Museo Chileno de Arte Precolombino / Smiljan Radic" 18 oct 2014. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/755505/las-cajas-de-luz-del-museo-chileno-de-arte-precolombino-smiljan-radic> ISSN 0719-8914

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