La arquitectura parasitaria de Héctor Zamora

Como quien salta de un avión y planea por el aire buscando el lugar ideal, cae en 2004 Paracaidista, av. Revolución 1608bis sobre el Museo Carrillo Gil en Ciudad de México. La obra comprende una estructura de gran magnitud que, sin irrumpir en el edificio, se agarra estratégicamente de su fachada y despliega un gran cascarón descendente y alargado. Es de color rojo y de forma abultada. Crece periódicamente y como un parásito se acomoda poco a poco hasta extenderse por casi toda la esquina del museo.

Cuando un organismo está débil es fácil de atacar o es propenso a adquirir una enfermedad. En ese momento el museo estaba muy abandonado y es cuando Héctor Zamora se las arregla para saltar de las maquetas, y demás experimentos en el taller, a una intervención en el exterior para crear un espacio habitable sobre otro edificio.

© Fernando Medellín

En conversación con ArchDaily en Español, Zamora explica:

Corrían tiempos en que las instituciones mexicanas estaban en una posición inestable, y esto fue lo que le pasó al museo, le fue creciendo una estructura como una enfermedad que le nace al sistema cultural de México

La intención del proyecto yace en un campo muy amplio donde es posible discutir sobre construcción y calculo estructural. Sin embargo, la obra también obedece a un ámbito social y cultural, a una crítica política en un momento especifico. De esta manera, la pieza no solo se centra en intervenir al Museo Carrillo Gil, sino también en una pretensión más ambiciosa de interponerse ante la propia ciudad. Paracaidista, av. Revolución 1608bis se desdobla entonces en diferentes puntos, que si bien encuentran su corazón en la geometría, la construcción y exploración estructural, se leen en primera instancia ante la importancia de la intervención pública.

© Fernando Medellín

Saltar y salir del museo para construir un recinto privado en espacio público es un acto de rebeldía ante los ojos de todos los ciudadanos pero que, aun así, es difícil de controlar. La obra de Zamora despertó tanta inconformidad ante el público que no solo se demandó al proyecto por tal atrevimiento, sino que también el museo fue clausurado por casi seis meses. Sin embargo, la contraparte también le dio buena acogida a la pieza y logró aprovechar la fuerte denuncia del artista que se jugaba en territorio de nadie. 

El apartamento colgante no estaba dentro del museo, así que este no tenía gran jurisdicción sobre el espacio. La obra se construyó en un lugar público, pero como no llegaba al suelo, el gobierno tampoco logró alcanzar mayor regulación. Así fue como el artista logró construir un hogar temporal.

Bocetos. Image Cortesía de Héctor Zamora
Bocetos. Image Cortesía de Héctor Zamora
Bocetos. Image Cortesía de Héctor Zamora

Los primeros acercamientos de Héctor Zamora a la arquitectura fueron como asistente a las clases de geometría estructural de la facultad de arquitectura de la UNAM en Ciudad de México. Sin embargo, nunca se graduó como arquitecto, simplemente tenia un gran interés por la construcción de estructuras ligeras a través del uso de ecuaciones complejas y modelos que le servían como plataforma de traducción de sus diseños.

La obra temprana de Zamora comprendía estudios de diferentes calidades espaciales logrados a través del trabajo en la estructura de edificios. Pequeñas carpas tensionadas o el levantamiento de construcciones a partir de un muro tanto portante como de división, era la razón de sus maquetas entendidas como esculturas. Con el tiempo el trabajo espacial del artista fue evolucionando y saltó de modelos a escala a formar instalaciones de mayor tamaño donde la geometría seguía siendo fundamental para su construcción y entendimiento.

© Fernando Medellín

Paracaídas es un espacio habitable que se desdobla en una sucesión de piezas estructurales que obedecen a un claro estudio geométrico para su suspensión de la fachada. Se trata de un apartamento de 75 metros cuadrados que  se estructura espacialmente a lo largo de un corredor. Se ingresa a través de unas escaleras construidas en torno a una escultura que acompaña permanentemente el exterior del museo. Abajo se encuentra una pequeña área cerrada con puerta propia y dirección postal donde los ciudadanos, en su momento, podían depositar correspondencia. De ahí el nombre Av. Revolución 168 (número del museo) y bis que se usa cuando hay dos direcciones con el mismo número.

Al respecto, Zamora comenta:

Yo viví tres meses en la obra, era mi apartamento. Yo entraba y salía de ahí, pues el museo no tenía ninguna jurisdicción sobre ese espacio. La verdad es que más que ser un parásito era una relación simbiótica, porque al final yo vivía del museo y el museo también se alimentaba de mí. La pieza era mi casa y gracias a ella la gente visitaba el museo. Se creaban todo tipo de relaciones, también era un tumor.

© Fernando Medellín

Arriba se encuentran dos habitaciones: una para invitados y otra para el artista. Al otro lado, llegando a la esquina del museo, hay un espacio amplio donde se encuentra la sala con una mesa, una hamaca y un espacio para cocinar. Es una obra de arte, pero al mismo tiempo una casa con condiciones habitables convencionales basadas en algunas técnicas de autoconstrucción utilizadas actualmente en asentamientos precarios o informales de México y Latinoamérica.

Me despegué un poco de la cuestión social de los asentamientos irregulares y me interesé más en una cuestión práctica que para mí está en la calidad y sofisticación lograda al resolver problemas con muy poco. [En los asentamientos informales se] crean una serie de soluciones que representan el ingenio humano y adaptación para poder lograr protección ante el medio ambiente. Eso fue lo que más me interesó y Paracaidista, av Revolución 1608bis está hecho con estos mismos medios

Cada uno de los pedazos de esta obra se puede ir desdoblando para abarcar múltiples temáticas. Inicialmente se planteó con una intención muy específica pero luego se fue entretejiendo con otras temáticas y reflexiones ante diferentes inquietudes entre el arte y la arquitectura. Para ese entonces fue un proyecto muy ambicioso, no solo por su escala sino también por su alcance. Pues, probablemente construir hoy esta pieza implicaría tener en cuenta otras condiciones. Sin embargo, parece ser este el componente que interesa a Zamora con sus obras, experimentos de taller o experimentos al aire libre, como las llama. Finalmente, Paracaidista, av. Revolución 1608bis es un salto más frente a una “arquitectura sin arquitecto.”

© Fernando Medellín

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Sobre este autor/a
Cita: Julián Jerez V.. "La arquitectura parasitaria de Héctor Zamora" 16 dic 2017. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/885188/la-arquitectura-parasitaria-de-hector-zamora> ISSN 0719-8914

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