Departamentos de 21m²: ¿habitar la ciudad a través de lo mínimo y no a través de lo ideal?

En el nuevo código Urbanístico y de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires, aprobado por la Legislatura a fines del 2018, se presentan nuevas estrategias para un planificado crecimiento y densificación de la ciudad. Uno de los elementos más resonantes del Código, sobre el cual reflexionará este artículo, habilita y permite el desarrollo de departamentos con una nueva superficie mínima establecida en 21 m2. La supuesta accesibilidad económica que brindan las superficies mínimas busca, bajo una agenda política, duplicar la población urbana en un futuro cercano, apostando a la densificación de la ciudad que pasará de tener 3 millones de habitantes a 6 millones.

© Jimmy Baikovicius [Fickr] bajo licencia CC BY-NC-ND 2.0

Esta nueva 'tipología' de micro departamentos reduce de manera significativa la superficie mínima permitida, generando que la nueva forma de habitar sea a través de lo mínimo y no a través de lo ideal, derivando en muchos casos en que un gran número de personas deban sacrificar su calidad de vida en pos de una ubicación estratégica dentro de la ciudad.

Reforzar lo positivo, ¿Y lo negativo? Los medios no críticos

© Santiago Tamayo Soler [Fickr] bajo licencia CC BY-NC-ND 2.0

Cuando actualmente el mercado inmobiliario y los medios de información tratan de cualificar de 'lujosas' estas unidades alarmantemente pequeñas, ponen un especial énfasis en su potencialidad, enalteciendo virtudes específicas y evitando discutir y debatir la gran serie de complejidades, responsabilidades e implicancias que conllevará este salto dimensional.
Al momento de anunciar las leyes, se prometen capacidades transformadoras de escala inverosímil y soluciones ideales bajo un optimismo acrítico, primando una agenda especulativa e inmobiliaria. Poner en tela de juicio las nuevas leyes permitirá no solo detectar los puntos conflictivos de las mismas sino también plantear las preguntas necesarias, en una búsqueda por una ciudad mas justa que apunte a mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

La arquitectura como dispositivo capaz de producir pensamiento crítico: Reflexiones sobre el nuevo código

Cortesía de Fundación Proa

Si bien los medios se han ocupado de reforzar únicamente las cualidades positivas de estos cambios legislativos, aún hay campos que se interesan por proponer una mirada crítica sobre los mismos y sobre las nuevas prácticas domesticas derivadas de ellos.
La fricción entre las agendas políticas, las estructuras especulativas y la domesticidad pudo plasmarse en formato expositivo en las salas de la Fundación Proa los pasados meses a través de la muestra “Diseño en Acción”.
A través de un llamado a la reflexión, Martin Huberman, uno de los curadores de la muestra propone exaltar el potencial político y experimental del diseño para la construcción de una agenda propia que participe activamente de la construcción cultural de la ciudad. Tomando a la arquitectura en particular como un dispositivo capaz de producir pensamiento crítico.

Cortesía de Fundación Proa

La mencionada Ley se desglosó y cuestionó en esta exposición a través de una serie de instalaciones, obras y producciones en formatos variados realizados por distintos estudios de arquitectura y diseño. Esta mirada reflexiva permitió analizar los diversos factores que se podrían llegar a desencadenar a partir de su implementación, abandonando el optimismo acrítico que aparece como denominador común en los medios de información, invitando a pensar las complejidades de la practica arquitectónica y los resultados de los cruces e intersecciones entre el orden legislativo la arquitectura, los modos de habitar y los campos sociales y culturales.

Experimentar la nueva unidad mínima, por FRAM Arquitectos 

Cortesía de Fundación Proa

Dentro de la exposición, una de las instalaciones más particulares que permiten vivenciar en primera persona los resultados de esta Ley es la realizada por el estudio FRAM. La misma permite explorar espacial y corporalmente la nueva unidad mínima habitable definida en 21 m2.
Agustín Mendiondo y Franco Riccheri proyectaron una instalación inmersiva en el cual la gente pudo explorar por primera vez en la ciudad de Buenos Aires el significado espacial de esta nueva tipología mínima. La propuesta presenta un disparador abierto para la experiencia y la reflexión crítica alrededor de un diseño que nos impacta en los modos de vida, personales y colectivos, trasladando el código de manera pura sin intermediaciones de diseño al campo de lo construido.

Cortesía de Fundación Proa

En la parte externa del recinto se despliega una cascada de objetos. Desbordan el espacio y se derraman sobre el piso de la sala, entrando en conflicto con el espacio disponible de la nueva unidad: Un microondas, un ventilador, una televisión, zapatos, libros, herramientas. La ley sin duda va a dejar por fuera un montón de piezas que uno tiene comprendidas como fundamentales en la domesticidad. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar?
A partir de esta exposición pueden derivarse una serie de cuestionamientos y reflexiones que necesariamente deben instaurarse en la agenda arquitectónica.

¿Cómo se regula que el entorno inmediato brinde todo lo que la unidad domestica excluye?

Si el menor metraje en la superficie habitable nos impulsa a salir, la ciudad deberá ser capaz de absorber una gran parte de nuestro campo doméstico compuesto por todas aquellas acciones que eluden a lo básico, como por ejemplo estudiar, reunirse, expandirse, entretenerse. El nuevo código pone sobre la mesa no solo la pregunta por los usos del espacio doméstico sino también por la configuración del espacio público.
¿Cómo se regula que la ciudad supla lo que la vivienda no puede albergar? Si esta derivación hacia la micro domesticidad produce que el espacio privado quede limitado únicamente al área de las actividades esenciales tales como dormir, asearse y comer, el espacio público estará desbordado por el resto de las acciones cotidianas que forman parte de nuestra rutina. 

Para que estas nuevas unidades puedan considerarse como dispositivos eficientes, el nuevo Código de Edificación y el nuevo Código Urbanístico más que contemplar únicamente la regulación de la superficie de vivienda, deberá garantizar la compensación de espacios alternativos para desarrollar todas las necesidades que han quedado excluidas de la vida doméstica. Plantear estas problemáticas es el primer paso para detectar los nuevos puntos de conflicto y así aspirar a su solución, estableciendo una agenda social que comprenda los modos de habitar y defienda la búsqueda de una mejora en la calidad de vida en todas las ciudades.

© JasonParis [Fickr] bajo licencia CC BY 2.0

Fundación PROA explora la tensión entre norma y creatividad

Martín Huberman reflexiona sobre la incidencia de las leyes en la construcción de viviendas, y de las normas que el estado legisla para el desarrollo de la cultura urbana. Estructurada bajo el paraguas de 3 leyes principales: la Ley de Basura Cero, la Nueva Ley de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires y la Ley de Generación Distribuida, analiza y estudia los diversos factores desencadenados a partir de la implementación de las mismas.

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Sobre este autor/a
Cita: Belén Maiztegui. "Departamentos de 21m²: ¿habitar la ciudad a través de lo mínimo y no a través de lo ideal?" 24 jun 2019. ArchDaily México. Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/919163/departamentos-de-21m2-habitar-la-ciudad-a-traves-de-lo-minimo-y-no-a-traves-de-lo-ideal> ISSN 0719-8914

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