¿Puede un estudio de arquitectura realmente ser neutro en carbono?

Este artículo se publicó originalmente en Common Edge como "Can Architecture Firms Become Truly Carbon Neutral?"

Martin C. Pedersen conversa con Ron Rochon, socio director del estudio Miller Hull, sobre el papel de las oficinas de arquitectura en el control y eliminación de las emisiones de carbono. En el artículo hablaremos, entre otros temas, de la iniciativa EMissions Zero, de las deficiencias actuales de los sistemas de compensaciones de carbono, de los posibles caminos a seguir, y de la necesidad de acordar internacionalmente un tope de carbono que permita fijar objetivos individuales y aportar a un cambio real.

A principios de este mes, Miller Hull Partnership de Seattle anunció el lanzamiento de EMissions Zero, una iniciativa, según el comunicado de prensa de la empresa, "destinada a eliminar las emisiones en el entorno construido y a reducir el impacto medioambiental de Miller Hull". Parte de ese esfuerzo está relacionado al pago de “compensaciones de carbono”, es decir, a la inversión en reducciones de emisiones que compensan las emisiones realizadas en otro lugar. Miller Hull se ha comprometido a compensar las emisiones realizadas durante la construcción de todos sus proyectos. Se trata de un objetivo admirable y ambicioso -dada la cantidad de carbono incorporado en el rubro de la construcción- pero que también plantea muchas preguntas. ¿Cómo es posible fijar un precio para las emisiones de carbono en una economía mundial que funciona sin un tope de carbono acordado internacionalmente? Para responder a esta pregunta y otras más, llamé a Ron Rochon, socio director de Miller Hull, con quien mantuve una conversación sincera y perspicaz sobre la iniciativa EMissions Zero, sobre las deficiencias actuales del método de compensación de carbono y sobre el camino que planean seguir:

MCP (Martin C. Pedersen): Hablemos de EMissions Zero, ¿Puede contarnos cómo tomó forma esta iniciativa?

RR (Ron Rochon): Llevamos años centrándonos en la reducción de las emisiones e, internamente, ya hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance. Nos hemos educado a nosotros mismos y hemos concientizado a nuestros clientes, hemos modificado nuestra forma de trabajar y diseñar, hemos usado herramientas de medición de la huella de carbono como Tally, hemos aplicado códigos energéticos más estrictos. Pero llegó un momento en el que nos dimos cuenta que la gente ya no estaba tan comprometida en el presente, que pateaban el problema hacia el futuro, procrastinaban la búsqueda de soluciones reales.

MCP: Eso se llama patear la lata en el camino.

RR: Podría llamarse así. Nosotros teníamos la firme convicción de que debíamos actuar en el presente. Como arquitectos, vivimos y trabajamos en un sector que aporta significativamente al problema de las emisiones de carbono y gases de efecto invernadero. Los edificios son responsables de casi la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo. ¿Y cómo asumimos nuestra responsabilidad? Lo hacemos a través del diseño, la educación y la promoción. Utilizamos nuestros recursos para ello. Hace tiempo que sentimos que tenemos que reconocerlo. Somos cómplices en este proceso: nosotros promovemos la construcción de edificios. Por eso queremos asumir nuestra parte del problema.

MCP: Los programas de compensación de emisiones son complicados y varían mucho, tanto en su alcance como en su impacto. ¿Cómo fue el proceso de investigación que los ayudó a determinar qué compensaciones debían aplicar y cuáles debían evitar?

RR: Llevamos años investigando, de hecho, como empresa, somos neutros en carbono desde 2006. Para compensar el uso de energía de nuestra empresa, nuestros viajes, nuestros suministros, etcétera, empezamos trabajando con la Fundación Medioambiental Bonneville, que nos asesoró para adquirir las compensaciones de carbono. Desde un principio quisimos que todas las compensaciones que comprábamos sean examinadas y certificadas por un tercero, para saber que el programa es sólido y confirmar que el dinero que invertíamos realmente se destinaba en el proyecto que creíamos estar financiando.

Recibimos informes de Bonneville que detallan a donde va el dinero de nuestras compensaciones. Es importante que exista esta verificación. Una de las piezas fundamentales de EMissions Zero es que todas las compensaciones serán validadas mediante el Green-e Certified ™. También trabajamos con una empresa llamada 3 Degrees. Ellos colaboraron con nosotros en uno de nuestros dos “Living Buildings”, el Bullitt Center en Seattle. 3 Degrees encuentra, coordina y recopila todas las compensaciones que compramos.

Tenemos tres áreas principales en las que queremos incidir: una es la captura de carbono, otra es la energía renovable (algunas de nuestras compensaciones directamente van a proyectos de este tipo) y otra es la agricultura. La agricultura, como industria, aún no está al día en cuanto a la producción de gases de efecto invernadero y lo que puede hacer para compensarlos. Estamos tratando de trazar una línea entre la agricultura y la captura de metano. Ése es el tercer gran bloque en el que nos centramos.

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El Bullitt Center de Seattle es un edificio de 6 plantas y 52.000 pies cuadrado que satisface el 100% de sus necesidades de electricidad in situ, utilizando solo energía renovable. Obtuvo el certificado Living Building Challenge. Imagen © Nic Lehoux

MCP: Entonces, hace tiempo que compran compensaciones para cubrir las emisiones de la empresa. Ahora que lo harán para los edificios que construyan. ¿A cuánto asciende su escala? ¿Cuesta tres veces más, cuatro veces más?

RR: Yo diría que la escala es aproximadamente 36 veces mayor.

MCP: ¿De verdad? ¿Cuánto pagan ahora por las compensaciones?

RR: Históricamente -y no hay nada como una pandemia o una buena recesión para reducir la huella de carbono- en nuestra empresa hemos compensado más de 500 toneladas al año.

MCP: ¿Y cuánto cuesta eso?

RR: Unos 3.000 dólares, más o menos.

MCP: ¿Para toda la empresa?

RR: Sí. La gente piensa que es un gran gasto, pero no lo es.

MCP: No es tanto como uno pensaría.

RR: Cualquier empresa podría hacerlo. Microsoft y Amazon tienen una enorme huella de carbono y para ellos si sería un gasto mayor, pero para una empresa de arquitectura de tamaño medio no es una suma tan importante.

MCP: Pero ahora este valor será 36 veces mayor ¿Verdad?

RR: Sí. Nuestra empresa es responsable de emitir unas 500 toneladas de CO2 al año. Pero los edificios que hemos diseñado, y que entrarán en funcionamiento en el 2021, son responsables de unas 55.000 toneladas. Por lo tanto, si compensamos mínimamente un tercio de las emisiones de cada proyecto, el total para nosotros en 2021 será 36 veces el total de nuestra empresa, es decir, tendremos que compensar unas 18.300 toneladas.

MCP: ¿Y cómo miden eso?

RR: Modelamos todos nuestros edificios en Revit, que es esencialmente una base de datos. Luego un programa llamado Tally se conecta a esa base y hace todos los cálculos necesarios.

MCP: Desarrollado por Kiernan Timberlake.

RR: Sí. En cada fase del diseño, ya sea en la conceptual, la esquemática o el desarrollo de la documentación, ejecutamos Tally. Eso nos ayuda a tomar decisiones inteligentes sobre cómo podemos reducir el carbono en la etapa de diseño. Ese es un primer paso. El segundo paso es apelar a la innovación. Tally no es perfecto. Hay algunas cosas que podrían mejorarse.

MCP: No hay suficientes informes sobre el impacto ambiental de los materiales utilizados en la construcción de edificios. Ese es un problema generalizado de toda la industria.

RR: Es cierto. Tally se centra mucho en la estructura y el revestimiento de los edificios. Tenemos buenas cifras al respecto, pero nos quedamos atrás en cosas como los sistemas mecánicos, sanitarios y eléctricos.

MCP: Incluso la madera. Sólo hay una evaluación medioambiental para la madera, con lo diversa que es la industria. Un material que se corta y se transporta de miles de maneras.

RR: Así es. Como parte de nuestra labor educativa, estamos tratando de averiguar cómo tener en cuenta esta información de la forma más práctica posible. Y, sí, admito que es una herramienta sin filo, pero es la herramienta que tenemos para utilizar hoy. Las herramientas se irán afilando a medida que las usemos.

MCP: ¿Y cómo se fija el precio del carbono para los edificios? Parece un terreno poco explorado.

RR: Así es. Lo que solemos hacer es comprar compensaciones de carbono para, por ejemplo, la captura de metano (por 2 dólares la tonelada), o comprar compensaciones de carbono para la reforestación (por 10 dólares la tonelada). El precio siempre va a depender del tipo de proyectos que queramos ayudar a financiar. No es un precio muy alto de hecho. En el mercado de comercio de carbono, el precio es considerablemente más alto, como 30 dólares la tonelada, pero nosotros no estamos hablando de ese tipo de cosas. Estamos hablando de compensaciones que se venden a precios razonables. Igualmente, ¿Quién sabe lo que es razonable? Pero al menos es algo que se puede ejecutar.

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Ron Rochon, socio director de Miller Hull, en Seattle. Imagen cortesía de Miller Hull

MCP: ¿Cómo reaccionan los clientes a estas iniciativa?

RR: Algunos de nuestros clientes están interesados en asociarse con nosotros, con nuestra misión. Nosotros nos consideramos socios tanto de nuestros clientes como de nuestros contratistas. Es algo que decimos con frecuencia: Somos una asociación de tres entidades, donde Miller Hull se compromete a compensar su tercio, como mínimo. Así que ahora queremos comprometer a nuestros propietarios y socios contratistas para que se unan a nosotros y compensen sus partes. Nosotros lo haremos primero. No estamos hablando de fijar una fecha futura para volvernos neutros en carbono, lo estamos haciendo ahora mismo. A medida que nuestro proyecto EMission Zero vaya avanzando, tendremos una plataforma donde discutir esa cuarta pata, la compensación de nuestros clientes.

MCP: Muchas personas cuestionan la eficacia de las compensaciones voluntarias de carbono. ¿Cuál es su opinión? Sin un límite estricto, ¿las compensaciones son en gran medida simbólicas o cree que realmente generan un avance concreto?

RR: Es una herramienta más que se puede incorporar para reducir el carbono. Si tenemos que pagar un monto por las falencias de algo que diseñamos, esto será un incentivo para ser más inteligentes a la hora de pensar los próximos edificios durante el proceso de diseño. Sabemos que las obras contienen hormigón ¿Hay formas de reducir el carbono del hormigón? Por supuesto que las hay. Si empezamos a tener en cuenta esas cosas, podemos mover el mercado. Es un incentivo para bajar el coste. Así que, en nuestra opinión, se trata más de un círculo virtuoso que nos ayuda a mejorar que una herramienta para lavar culpas.

MCP: Espero que, eventualmente, podamos establecer un límite de carbono de aplicación internacional. En ese caso, el coste de las compensaciones reflejaría el daño real que el carbono causa al planeta y creo que la economía cambiaría radicalmente.

RR: Sí. Somos conscientes de las consecuencias externas desde hace años. Les guste o no, el pueblo está pagando por este carbono emitido. Ciertamente, lo más sencillo sería gravar todo el carbono incorporado en cada uno de los productos que llegan a un determinado país. Pero para ello es necesario un acuerdo político internacional que todavía parece muy lejos de hacerse realidad. Por ahora, estamos haciendo lo que está dentro de nuestras posibilidades.

MCP: ¿Qué meta le gustaría poder alcanzar?

RR: El resultado perfecto, para mí, es poder empezar a ver a más arquitectos y pares haciendo esto. Poder tener más conversaciones sobre la compensación de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector de la construcción. Cuando se puso en marcha el sistema de certificación LEED, el objetivo de incorporar cada vez más materiales reciclados en la construcción de un edificio se consideraba limitado e incluso insuperable: en aquel momento parecía imposible, y ahora es tan natural que ya nadie piensa en ello. Lo que intentamos es enviar una señal a nuestros colegas y al mercado de que esto es algo importante para el futuro de nuestra profesión. Los beneficios son bastante claros y es algo que, afortunadamente, está al alcance de todos.

Sobre este autor/a
Cita: Pedersen, Martin . "¿Puede un estudio de arquitectura realmente ser neutro en carbono?" [Can Architecture Firms Become Truly Carbon Neutral?] 03 jul 2021. ArchDaily México. (Trad. Maiztegui, Belén) Accedido el . <https://www.archdaily.mx/mx/963780/puede-un-estudio-de-arquitectura-realmente-ser-neutro-en-carbono> ISSN 0719-8914

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