La manera en que percibimos un espacio no depende únicamente de su escala o de su forma, sino de una serie de decisiones que, desde el interior, moldean nuestra experiencia. Algunos gestos son determinantes: la altura libre, la organización de los planos verticales o el tamaño de la cama. Otros actúan con mayor sutileza, como la incidencia de la luz, la tonalidad de los materiales o el uso del color. Todas estas variables influyen en la forma en que se manifiesta el espacio—si lo sentimos abierto o contenido, seccionado o continuo. En esa misma línea, el uso de pisos en grandes formatos se vuelve una operación clave: reduce la fragmentación visual y refuerza la continuidad de las superficies.
¿Cómo se traduce esta cualidad en la atmósfera interior? Los impactos estéticos y espaciales de los revestimientos en gran formato abren la posibilidad de ampliar los espacios al reducir las juntas visibles. Ya sea en casas, departamentos o un punto específico dentro de ellas, estos materiales permiten crear superficies continuas que suavizan los límites y favorecen una experiencia más fluida. Así, la calidad del espacio se redefine a partir de esa continuidad.
Diseñar el interior implica, en ese sentido, diseñar también la manera en que habitamos. No se trata solo de elegir materiales, sino de comprender cómo cada decisión moldea nuestra relación cotidiana con el espacio. A partir de esta premisa, GILSA invita a repensar el papel de los revestimientos en gran formato, explorando su capacidad para transformar la percepción del entorno y activar nuevas formas de habitar.
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Ya sea en patrones sólidos o texturas clásicas como el mármol, el formato de las piezas es lo que marca la diferencia: hablamos de placas de porcelánico de aproximadamente 1.20X1.80 metros, dimensiones que superan ampliamente las de los revestimientos convencionales. Este tipo de formato redefine las posibilidades de aplicación y exige una planificación cuidadosa desde etapas tempranas del proyecto.
Al diseñar el despiece de un espacio, estos formatos demandan especial atención en las zonas donde se prevén ajustes o recortes. Ubicarlos en puntos estratégicos —como esquinas, bajo mobiliario fijo o áreas de menor exposición— permite conservar una lectura continua del material y reforzar la coherencia visual del conjunto.
En lo que respecta a la textura, existen dos grandes vertientes que se pueden explorar. Por un lado, las texturas sólidas contribuyen a conformar una atmósfera interior serena y uniforme. Esto significa que cuando la lectura del espacio incluye materiales como concreto, acero inoxidable o cristal, se crea una estética homogénea que invita a la calma, unificando el ambiente en una experiencia equilibrada.
Al incorporar texturas como las del mármol y otras piedras naturales, se despliega una narrativa distinta. Las vetas, variaciones y patrones orgánicos de estas superficies aportan riqueza visual y profundidad, con texturas y tonos que conectan con el entorno natural. Este juego de contrastes introduce dinamismo y carácter al espacio, invitando a una conexión más sensorial y emocional con el lugar.
Impacto visual y técnico: proyectos de referencia
Para comprender el impacto de los revestimientos en gran formato, basta observar proyectos recientes que adoptan esta estética. En espacios residenciales, comerciales o institucionales, la continuidad visual que ofrecen difumina los límites y amplía la percepción del espacio. Además de sus cualidades estéticas, estos materiales ofrecen beneficios técnicos notables: su baja porosidad facilita la limpieza, mientras que su resistencia asegura una durabilidad que se mantiene intacta con el uso cotidiano. Así se crean espacios no solo visualmente atractivos, sino también sostenibles en términos de mantenimiento y costos.
Un ejemplo de aplicación es Casa Gea, un proyecto que emplea una paleta de colores en tonos grises y destaca por el uso de diversos formatos. La vivienda está dividida en dos cuerpos: uno dedicado al estudio y otro que concentra casi la totalidad del programa arquitectónico. En este último se incorpora un revestimiento con estética cementicia, cuyas juntas son casi imperceptibles, formando una superficie continua y uniforme que aporta sensación de amplitud. Esta continuidad solo se ve interrumpida por elementos como el área verde y la cancelería en color negro, que generan un contraste equilibrado.
Otro caso, ahora en uso comercial, es Madcoffee café. En este espacio predomina una estética unificada con una paleta casi monocromática, donde el acabado del piso juega un papel central. Al desarrollarse en varios niveles e incorporar distintos elementos de mobiliario, el despiece del piso se planifica estratégicamente para resaltar el tamaño de las piezas utilizadas, lo que contribuye a potenciar la sensación de amplitud en el lugar.
Estos ejemplos muestran cómo la elección y el uso cuidadoso de grandes formatos pueden transformar un espacio, abriendo posibilidades para explorar texturas, tonalidades y continuidades que dialogan con el entorno y enriquecen la experiencia espacial. Conocer las opciones disponibles resulta clave para ampliar los recursos proyectuales y generar atmósferas fluidas y expansivas. Así, el gran formato se consolida como una herramienta esencial para repensar la arquitectura contemporánea.
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